Tener una buena relación con los padres es muy importante para la mayoría de nosotros. Sin embargo, admitámoslo, las relaciones con los padres pueden ser bastante difíciles y complejas. Hay margen para muchos malentendidos y conflictos. En la mayoría de los casos se deben a la falta de comunicación. Sin embargo, en otros casos, la propia comunicación puede ser fuente de conflictos.

Por ejemplo, no te conviene enzarzarte en una pelea verbal con tus padres. Ése no es el tipo de comunicación que te gustaría tener con tus padres. Esos insultos verbales pueden ir erosionando poco a poco la buena voluntad y el amor presentes en la relación entre padres e hijos, y pueden causar muchos daños, algunos de los cuales pueden durar toda la vida.

Analizar las áreas problemáticas

Una mala relación con los padres puede ser causa de mucho dolor y estrés. Muchos nos damos por vencidos y dejamos que las cosas sigan su curso. Nos resignamos al hecho de que nunca podremos tener una buena relación con nuestros padres, pero ¿realmente deberíamos renunciar a arreglar las cosas entre nosotros y nuestros padres? No, ¡no creo que debamos rendirnos!

Entonces, ¿cómo arreglar una mala relación con tus padres? He aquí algunas estrategias extraídas de mi experiencia personal en el trato con mi madre y mi padre. Ni que decir tiene que yo también he tenido problemas con mis padres.

Para empezar, debes analizar cuáles son las áreas problemáticas en tu relación con tus padres. Esto es muy importante. A menos que conozcas los problemas, es poco probable que te acerques a resolverlos.

Así que ponte manos a la obra y elabora una lista de los conflictos recientes que has tenido con tus padres y qué los desencadenó. Anota las cosas que has dicho o hecho que les han dolido especialmente.

Por supuesto, puede que haya cosas en las que creas tener razón y no tengas motivos para haberlas dicho de otra manera. Puedes aferrarte a esos puntos de vista. Sin embargo, puedes mantener tus puntos de vista sin parecer polémico.

Formule una respuesta

Una vez que hayas elaborado una lista de los conflictos recientes que has tenido con tus padres, intenta formular una respuesta imaginaria a cada una de las situaciones conflictivas y ver cuál se adapta mejor a la situación. Esto es importante porque, en el calor del momento, respondes espontáneamente, sin pensar mucho, y dices cosas de las que puedes arrepentirte más tarde.

Por lo tanto, imagina la situación de conflicto más probable entre tú y tus padres y formula la mejor respuesta que puedas darles. La próxima vez que te enfrentes a una situación conflictiva similar, pon tus planes en marcha. En lugar de caer en la rutina familiar de la confrontación verbal o física, intenta ser diplomático o guardar silencio. Intenta explicarte en una o dos frases y niégate a entrar en una discusión.

Luego puedes buscar a tus padres cuando estén más tranquilos y hablar sinceramente con ellos, explicándoles tu punto de vista (te agradecerán que lo hagas). Si no están dispuestos a hablar y siguen enfadados contigo, lo mejor que puedes hacer es escribirles una carta describiéndoles tu punto de vista en un tono respetuoso y seguro que así lo ven mucho mejor.

Escribir una carta es una muy buena opción porque elimina la interacción verbal para transmitir tus pensamientos. A menudo, la interacción verbal puede descontrolarse y hacer que suban los ánimos, pudiendo llegar incluso a un altercado físico. Una carta sólo transmite tus pensamientos, no tu animosidad o enfado Si expresas tus pensamientos en una carta, evitarás que la discusión entre vosotros se os vaya de las manos.

Lo que puedes hacer:

1. Ten paciencia y estate dispuesto a escuchar la versión de tus padres.

2. No saques a relucir asuntos del pasado cuando estés intentando resolver un problema inmediato.

3. Estate dispuesto a comunicarte primero y a acercarte primero a tus padres. No dejes que tu ego se interponga. Si quieres arreglar la relación por tu parte, estate dispuesto a empezar.

4. Estate dispuesto a aceptar y reconocer tus fallos en el deterioro de tu relación. El reconocimiento honesto de tus errores será apreciado por tus padres y puede convertirse en la base de unos cimientos más sólidos sobre los que construir vuestra futura relación.

5. Sé totalmente sincero sobre lo que sientes y esperas de tus padres. No tengas miedo de sacar a relucir aspectos negativos de tus padres que puedan estar contribuyendo a empeorar la relación. Házselo saber, pero de un modo educado y no conflictivo, para que no tengan la oportunidad de salirse con la suya a gritos, sino que tengan que pensar en ello, reflexionar y tal vez sentirse obligados a cambiarlo para mejorar la relación.

6. Intenta entender las cosas desde su punto de vista y haz que las vean desde el tuyo. Intenta encontrar puntos en común siempre que puedas y muéstrate abierto a los compromisos. No seas rígido, no seas inflexible y mantén tu postura pase lo que pase. Habla y busca una solución que sea aceptable para ambos. Si no es posible, hazlo a tu manera, pero esfuérzate por explicar a tus padres por qué hiciste lo que hiciste y por qué eso no quita nada a tu amor hacia ellos.

Involucra a tus padres en tu vida

En general, siempre que puedas, mantén a tus padres al corriente de lo que pasa en tu vida. Se sentirán partícipes de tu vida y apreciarán que compartas cosas con ellos. Respétalos y háblales con educación (aunque no compartas su punto de vista). Mantente en contacto con ellos, aunque tengas una vida ajetreada. No es imposible encontrar tiempo para llamarles y hacerles sentir que forman parte de tu vida.

Las malas relaciones no surgen de la noche a la mañana y, por tanto, no pueden arreglarse de un día para otro. Será un trabajo en curso y por eso es importante que sigas trabajando en ello. Empieza dando pequeños pasos y, antes de que te des cuenta, te sorprenderás de cómo han mejorado las cosas entre vosotros